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26 Ese día Dios les sanará las heridas, porque ustedes son su pueblo. La luz de la luna será tan brillante como la del sol, y el sol brillará siete veces más. ¡Será como si brillaran siete soles juntos!»

El castigo de Asiria

27 Isaías continuó diciendo:

«¡Miren a lo lejos!
¡Dios mismo se acerca!
Su furia es como fuego ardiente;
sus labios y su lengua
son un fuego destructor.
28 El aliento de Dios
parece un río desbordado
que todo lo inunda.
Dios viene contra las naciones,
para derrotarlas por completo
y hacerlas perder el rumbo.

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